En esta ocasión queremos dedicarle especial atención a una imagen emblemática de uno de los paneles expositivos de nuestro centro de interpretación del Tórico, como es la fotografía de los reconocidos hermanos Peris, fechada en la década de los años veinte del siglo pasado y en la que podemos contemplar un juguete de un toro de considerables dimensiones, realizado en cartón piedra posiblemente por sus particulares características por alguna de las prestigiosas compañías manufactureras especializadas en juguete de arrastre tan representativas entre las décadas de los años 20 y 60 en la costera población de Denia (Alicante), una pequeña ciudad con más de 40 fábricas de juguetes censadas en su época de máximo esplendor a mitad del siglo pasado y en la que incluso hoy en día se puede admirar esta historia en su coqueto Museo del Juguete, ubicado actualmente en la antigua estación de trenes de la capital de la Marina Alta. Este tótem de cartón va coronado con su badana y acompañado de tres niños chívanos, los hermanos Manuel, Rafael y Vicente Mañez Martinez o “Pulgas”, los propietarios del genial juguete regalo del padrino de Manuel, el hermano mayor, perfectamente ataviados con vestiditos marineros de la época. Un juguete que sus hijas a bien tienen en su memoria que su padre lo disfruto hasta bien entrado en edad.
Este panel de gran relevancia en el centro y el primero por orden en visitarse nos transporta a una niñez en que todo chivano sueña con llevar el toro por las calles de la población como un acto de valor, imitando a los mayores, igual que en otras ocasiones este mismo juego puede llevar a querer ser el general Custer o Toro Sentado cuando después de una tarde de cine se jugaba con la quimera de los indios o los vaqueros.
El Tórico ha ayudado a capturar la imaginación y la pasión de los niños por imitar a sus mayores, así también estos juguetes de animales como caballos o toros, en este caso, han permitido a los niños vivir esas experiencias de una manera lúdica y segura. Es maravilloso ver como las tradiciones arraigadas en nuestra infancia se convierten en parte integral de nuestra identidad y nos permiten vivir experiencias significativas, como revivir las carreras del toro como en nuestras queridas fiestas del Tórico de la cuerda. Creando un vínculo y ayudándonos desde muy pequeños a sentirnos parte de algo más grande y que nos permite conectar con nuestras raíces y tradiciones de una manera especial.
Es fascinante ver como con estos juguetes, como en otra época con una simple cornamenta, de vaca o cabra, atada con una cuerda nos han permitido revivir siendo unos “sagalicos” y durante todo el año, toda la magia de nuestra fiesta.

SCM



 

 

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